En la República Dominicana, es común escuchar quejas sobre la abundancia de calles con nombres extranjeros. Esto es debatible, pues si es cierto que muchos de estas personas cuyos nombres adornan importantes avenidas, nunca tuvieron nada que ver con el país. Sin embargo, hoy queremos hablar de una figura estadounidense que fue de gran importancia para nuestro país.
Nos referimos al Senador Charles Sumner (1811 – 1874) de Massachussetts. Abogado y político de Nueva Inglaterra, estuvo siempre del lado de la lucha abolicionista que buscaba poner fin a la esclavitud en Estados Unidos. Su elección al Senado, marco un gran cambio en la política del Estado ya que anteriormente, esa posición había sido ocupada por personas si no bien esclavistas, indiferentes al abolicionismo. Sumner era considerado un radical por su posición contra la esclavitud.
Su apasionado discurso en el Senado contra del Acto Kansas-Nebraska, que buscaba permitir la esclavitud en estos nuevos territorios a ser incorporados a la Unión Americana, es uno de los mas relevantes a ser leído en la historia política precedente a la guerra civil Norte Americana. En el, Sumner ataco fuertemente esta iniciativa y a los proponentes, Senadores Democratas Stephen Douglas de Illinois (Hoy famoso por haber derrotado a Abraham Lincoln) y Andrew Butler de Carolina del Sur.
“Pero, antes de entrar en el argumento, hay que decir algo de carácter general, sobre todo en respuesta a lo que ha caído de los senadores que se han elevado a la eminencia en este piso en el campeonato de los errores humanos. Me refiero al senador por Carolina del Sur y el senador de Illinois, que, aunque no se parecen a Don Quijote y Sancho Panza, son igual que esta pareja, salen atrevidamente juntos en la misma aventura.
El Senador de Carolina del Sur ha leído muchos libros sobre caballería y se considera un gran caballero con sentimientos de honor y valor. Por supuesto, ha escogido una amante con quien ha hecho votos y que a pesar de ser fea para otros, siempre le da amor a el, aunque contaminada en los ojos del mundo, es casta en su vista – me refiero a la esclavitud. Para ella, su lengua es siempre profusa en palabras. Por eso, prohibirla en carácter o cualquier propuesta para dejar fuera la extensión de sus deleites, y ninguna extravagancia de manera o temeridad de la afirmación es entonces demasiado grande para este senador.
El frenesí de Don Quijote en nombre de su moza Dulcinea del Toboso está todo superado. Los derechos reivindicados de la esclavitud, que la igualdad de choque de todo tipo, son encubiertos por un reclamo fantástico de la igualdad. Si los Estados esclavistas no pueden disfrutar de lo que en son de burla de los grandes padres de la República, mal llama igualdad ante la Constitución – en otras palabras, todo el poder de los territorios nacionales para obligar semejantes al esfuerzo no remunerado, para separar marido y mujer, y vender niños en la subasta – entonces, señor, el senador caballeresco llevará a cabo el Estado de Carolina del Sur de la Unión! Caballero Heroico! Senador Exaltado! Un segundo Moisés viene de un segundo éxodo!”
Este poderoso discurso de tres horas, lo hizo un personaje odiado por la mayoría de demócratas y sureños. Entre ellos, el Representante a la Camara Baja de Carolina del Sur, Preston Brooks quien era sobrino del Senador Butler.
Brooks buscaba retar a Sumner a un duelo, pero le aconsejaron que un duelo es para caballeros de la misma posición social y que el Senador Sumner era comparable a un borracho vociferante. Que lo mas adecuado era golpearlo con un bastón. Fue eso exactamente lo que hizo Brooks cuando fue al Senado hacia la curul de Sumner y lo golpeo severamente con su bastón, ensangrentándolo y causándole traumas. Esto mantuvo al Senador fuera del Senado por tres años. Cuando regreso, sus compañeros del partido republicano le pidieron que bajara el tono, a lo que el respondió famosamente:
“Cuando el crimen y los criminales son empujados delante de nosotros, deben ser recibidos por todas las energías que Dios nos ha dado para el argumento, la burla, el sarcasmo y la denuncia.”
Jugo un importante rol durante la guerra civil y periodo de reconstrucción, pero hoy, resaltaremos su rol en el intento de anexión de la Republica Dominicana a Estados Unidos.
El Presidente Ulyses S. Grant, buscando explotar los recursos naturales de la Republica Dominicana, su posición estratégica y ansioso de tener un territorio al que los afro-americanos del Sur pudieran mudarse, causando una escasez de mano de obra que obligara a ver con buenos ojos a los afro-americanos restantes en el sur, de forma secreta negocio un tratado de anexión con el Presidente Buenaventura Báez. El tratado, elaborado por el Departamento de Estado, dejaba las puertas abiertas a la eventual incorporación como Estado de la Unión luego de convertirse en territorio americano.
El Senador Sumner era de suma importancia en esto ya que ocupaba la Presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Este inicialmente se abstuvo de opinar sobre la propuesta del Ejecutivo, pero eventualmente, preocupado por lo que veía como intenciones imperialistas del gobierno americano en el Caribe, así como la corrupción del Presidente Báez, manifestó su oposición a la estadidad para Republica Dominicana.
El Presidente Grant hizo varias gestiones buscando lograr que el tratado fuera aprobado en el Senado, reuniendose con influyentes miembros de la Cámara Alta y enviando un mensaje especial pidiendo la aprobación. Igualmente, el prestigioso Senador, hizo sus gestiones en oposición al tratado. Originalmente, teniendo solo 10 Senadores a su lado buscando derrotar el proyecto sometido el 10 de Enero de 1870.
La lucha siguió por cinco meses y Sumner, que luego de la abolición de la esclavitud se había vuelto uno de los nombres mas respetados en el hemiciclo, fue sumando cada vez mas aliados, eventualmente, 18 Senadores se unieron a los 10 iniciales. La votación fue 29 a favor y 28 en contra. Muy por debajo de las dos terceras partes requeridas para la aprobación de un tratado. El Estado de Santo Domingo, había sido derrotado gracias a la labor de Charles Sumner.
Esto no cayó bien a Grant, quien a pesar de ser Presidente y miembro del partido con mayoría en el Senado, había sido derrotado muy públicamente por un compañero y hasta entonces amigo. Lo que siguió fue una gran animadversión.
Grant, rencoroso por este episodio, en discurso ante Sesión Conjunta del Congreso, justifico su intento de incorporar a la Republica Dominicana como Estado:
“Durante la última sesión del Congreso un tratado de anexión de la República de Santo Domingo a los Estados Unidos no recibió el voto de los dos tercios necesarios del Senado. Estaba convencido profundamente de que los intereses de este país, comercial y materialmente, exigían su ratificación. El tiempo sólo me ha confirmado en esta vista.
Ahora que los Estados Unidos han abandonado por completo el proyecto de aceptar como una parte de su territorio la isla de Santo Domingo, un puerto libre será negociado por los países europeos en la bahía de Samana. Una gran ciudad comercial brotará, a la que vamos a ser tributarios sin recibir los beneficios correspondientes, y luego se vera la locura de nuestro rechazo de un premio tan grande.
El Gobierno de San Domingo ha buscado voluntariamente esta anexión. Es un poder débil, con población probablemente menos de 120.000 almas, y sin embargo posee uno de los territorios más ricos bajo el sol, capaz de soportar una población de 10 millones de personas en el lujo. Los habitantes de Santo Domingo no son capaces de mantener a sí mismos en su condición actual, y deben buscar ayuda externa. Anhelan la protección de nuestras instituciones libres y las leyes, nuestro progreso y la civilización.
Por que nos negamos a ellos?”
Las predicciones que hizo Grant las dejamos a la libre interpretación del lector.
Despechado, este concentro sus esfuerzos en remover a Sumner de la Comisión de Relaciones Exteriores, eventualmente lográndolo en 1871. Tres años después, en Marzo de 1874, moriría a causa de un ataque cardíaco a los 63 años.
Queda a la imaginación el pensar que tan diferente seria nuestra media isla de haber pasado este tratado. Fue este el último gran intento anexionista de los muchos post-independencia. Precisamente por ello, resaltamos a Charles Sumner como un extranjero eminente y que es mas que merecido el homenaje post-humo al Senador en nuestra capital no estatal, sino nacional.